Siento necesidad de soltar amarras. De romper con todo. De desgarrarme la vida ya que no puedo dirigirla.
A veces, de ponerle fin. Soy un caballo herido. Antes la dulce muerte que el roce de la vida.
Otras, de salir huyendo. No amar al enemigo. Darle la espalda.
Pero me quedo quieta. Aprieto más los párpados: no ver es no existir.
No hago bien. Yo sé que no hago bien. Pido explicaciones a un muro de autocompasión.
Irse. Salir corriendo. Salvarse cuanto antes.