martes, 14 de enero de 2014

Homenaje a Juan Gelman

       I.  EN EL LAMENTO

 
    Caen los pétalos,
    eternidad de lluvia sobre lluvias de antaño,
    llanto multicolor de rosa
    sencilla, rosamente desmembrada.

    Cae la palabra “mundo” al calcinarse
    y al instante se vuelve
    a erguir
    fundándose, des-
    palabrándose de puro perder peso.

               Volar
               aire
               volaire en golondrina y
               vuelta a caer.

 Y así caemos. De la infancia a la infancia. Terreno desbrozado por el tiempo.
Línea inrecta, insumisa.

De amor a amor caemos. Agua que no es la misma ni saciara
toda la sed de amar,
su devanar serpiente e infinito.
De la muerte al no ser:
ojos que aguardan desde su niebla antigua y niebla nueva
o ni siquiera aguardan
su no ser para no.

 Y desde ese cayendo
pedir la rebeldía, su desorden
que ordena al fin el mundo.

Ser Juan Gelman,
su innumerable quién.

       
          II.   EN EL CANTO

 
Es en el canto
donde la rosa se abre y hágase la rosa
donde el amor se enrama, sigiloso,
pulpa en su flor.
En donde ser por fin, recuperarse
sobre lo devastado,
reser, nacer de nuevo en una piel distinta,
renacer cada noche con la conciencia intacta.
Agua que da su espejo de prodigios.
Amor que alcanza y arde en zarzalumbre.
 
Y la luna no dice. Y la ventana
ciega no dice no.
Amaga y da y no dice.
Siempre lo mismo: un rastro goteante-
goteado, que arrastra inútilmente,
desmesurada
mente su no saber.
Mientras, la Tierra insiste en su latido,
punta de flecha que se ahonda en el canto.



1 comentario:

  1. No conocemos en su justa medida la gigantesca aportación que la poesía iberoamericana ha realizado a nuestra lengua. Entre los poetas del compromiso, dos cimas, Juan Gelman y Mario Benedetti. Los dos imprescindibles para conocer los desniveles de nuestra realidad histórica. Me quedo con Juan Gelman, así que, querida Pilar, comparto plenamente tu homenaje. Un abrazo.

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