miércoles, 27 de abril de 2016

Todo fuera



Estar sentado viendo caer la lluvia. Como hace tantos años, espuma de los años, sugerencia de lluvias ya perdidas.
Estar sentado contemplando una vida que fluye detrás de los cristales, que arrastra el desperdicio de lo nunca cumplido, que bulle en veladuras. 
Que es tuya y no lo es.
Llegas al espectáculo cuando todo termina.
Te quedas en el margen. Limitas
con tu invisibilidad.
Los ojos advierten, pero nadie domina su oleaje.
¿Quién, entonces, vigila al que vigila?
¿Quién calibra el espejo
y encara al que interroga frente a su propio abismo?

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