De cara al mar. Ir siguiendo su huella. Recordar un azul que
tantas veces se me va de la mirada. Cuando los grises mandan, cuando los ocres
trazan un sendero de escoria, de oruga que nada sabe aún de su destino alado.
Todo lo dice el mar si le pides respuesta.
Traza la primavera su perfil de mimosas en flor, su
despertar de sangre. Y esta garra pequeña de pequeño dolor, esta zozobra herida
que no sé mitigar se aplaca ahora, como la piel cansada al sumergirse.
Ven, primavera, haz tu milagro en mí. Da verde a esta cal
agria, su sueño de cereza a la rama dormida.
Más que Belleza es desgarro que cobra altura. Más que desgarro
es agua que devuelve a la tierra su limo de Belleza. Más que agua es vértigo de
Belleza; y desgarro y limo y el dolor dibujando esta mañana indescriptible.
Esta amplitud de almendros, este cobertor blanco, este
abrirse en espuma al infinito.
Así yo; mi retina cubre de nieve tierna la sombra de otros
días.
Mientras escucho a Amancio Prada. Insólita simbiosis de dos
mundos en una sola mujer. En este único canto.
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