TÚ ERES
TODOS LOS HOMBRES
Ganas de
hacer, una vida no basta. Las palabras son electrodos que sacuden de insomnio
tus neuronas.
Vienes, vas,
de pronto una caricia. Duermo y no duermo. Mis sentidos te acechan desde el no
ser.
Te doy mi paz, toma la languidez de mis músculos. Me
relajo tras el abrazo y me adentro en una noche de relojes vencidos.
Vienes, vas,
respiras. De tu respiración brota un árbol, sus raíces en tus alveolos;
asciende su ramaje hasta rozar el techo.
De las ramas
penden los sueños que no dices, que acaso no imaginas.
Solo yo
puedo verlos.
En esta
noche no hablarán los pájaros. Lejanísimo rumor de coches, ciudad que vibra tan
abajo, tan en sí misma en su rueda de historias.
Las sábanas
sean nuestra ilusoria alfombra. Volar en ellas al viento de tu respiración, de
mi enarbolada duermevela.
Apartando la
noche que se ovilla en el vuelo.
Ay, Pilar. La verdad y la belleza. Te quiero. Llámame sí me lees.
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