Sin pasos.
Con ausencia
sobre un cristal de brillo quebradizo,
dónde la ofrenda de sangre para lavar la sangre?
Pido el temblor, la respuesta insoslayable
y rocías mis ojos con alud de palabras,entonas la homilía del nosotros, del todos,
de una lucha
que no implica, que ya no deja heridos,
dolor de carne y hueso en la garganta.
No me vale el mañana, no arrastro hasta el presente lo que
antaño fue flor,
lo que creció en los surcos y hoy son muertos de nadie en
cunetas de invisibilidad y despedida, en legajos de nadie,
muertos que no se lloran.
Muerta por lengua ajena, desahuciada de la morada amarga de
otro pulso,
dejo aquí el abandono;
recojo aquí los pasos nunca dados, los añicos,su constancia en la ruina.
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