Y entonces ¿cuán mujer
la que levanta sus dos
manos al cielo y no sabe?
¿Cuánta mujer enhebra
la ventana y el tacto de cada
amanecer que brota solo,
enhebra sola
tras la ventana oculta como
un ojo vaciado?
¿Qué mujer no conoce el
rosario de noches atesorando un fuego que se extingue,
soplándose los dedos como
canicas muertas,
como huesos de taba que
arrojar / adivinar su enigma?
El mundo es mundo es
millones de racimos desiertos,
de racimos terribles que
vierten vino agrio.
¿Qué mujer no conoce el
lenguaje que embriaga la escritura,
la matriz del sarmiento
calentando las vísceras
/dolor/
ave que entona su frenesí
de trinos?
Y entonces
Y entonces
¿quién nos cerró la boca,
el paladar diáfano donde todo nacía
e hizo corteza,
e hizo pan duro el verbo
que ya no canta, no,
que ya no canta?
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